Redaccion El libertario
Si se considera la densidad reflexiva, la claridad testimonial y, en especial, el talante moral de lo que la “revolución bolivariana” puede lucir como su intelectualidad afín, no resulta nada extraño que desde el gobierno se esté asomando una maniobra que no por grotesca debe dejar de denunciarse, habida cuenta tanto de lo corta que suele ser la memoria colectiva en el país, como de la proverbial audacia de los ignorantes cuando ejercen el poder. Con ello nos estamos refiriendo a la intención oficialista que busca apropiarse de la figura y la obra del difunto Domingo Alberto Rangel, personaje del cual se quiere aprovechar su elevada talla intelectual e indudable honestidad política, atribuyéndole inexistentes afinidades con este proceso de pícaros, farsantes y tránsfugas, como el propio DAR repetidamente calificó al régimen que se inició en Venezuela en 1999.
El primer acto de esta maniobra lo vimos a comienzos de diciembre de 2014, cuando el Min.po.po. Cultura, vía la Fundación CELARG en Caracas, promovió un Simposio en homenaje a DAR (verhttp://www.celarg.org.ve/Espanol/simposio%20homenaje%20domingo%20rangel_2014.html), donde algunos becarios y paniaguados de la cultura chavomadurista pretendieron presentar versiones forzadamente inocuas de eso que la publicidad del evento llamaba “la razón extremista de Domingo Alberto Rangel”, hechas a la medida y gusto de los otros becarios y paniaguados que acudieron a oírles. El segundo episodio se presentó en la inauguración de la Feria Internacional del Libro Caracas-2015, estelarizado por el propio Nicolás Maduro (verhttp://www.correodelorinoco.gob.ve/caracas/presidente-maduro-aprueba-publicacion-toda-obra-domingo-alberto-rangel/). Como edicto central de ese acto, el presidente prometió la pronta publicación oficial de toda la obra de DAR “para que la juventud la estudie y la conozca”.
Recordemos que se trata del mismo gobierno desde donde, al momento del deceso de DAR, se excretó un ramillete de mentiras y difamaciones en su contra a las que tuvimos que responder desde El Libertario (verhttp://periodicoellibertario.blogspot.com/2012/09/la-canalla-intenta-cebarse-con-domingo.html). Ahora, ante estas untuosas y farisaicas expresiones de reverencia, en verdad echamos de menos la mordaz pluma de Domingo y cómo de seguro repudiaría esta jugada de beatificación, con la que el chavomadurismo pretende neutralizar a quien fue –y aún tras su muerte sigue siendo- uno de sus más severos y contundentes críticos desde la izquierda. Como testimonio de lo vigente que es ese cuestionamiento de DAR, al final de estas líneas reproducimos su artículo “Oro que viene, oro que va”, publicado en el # 64, septiembre-octubre 2011, de nuestro periódico, con total vigencia en estos días cuando se ha anunciado que ocurrirá lo que en ese texto se preveía.
Por lo demás, en el supuesto de cumplirse el juramento presidencial de publicar la obra de DAR, es de presumir que tal edición pasaría por los criterios de censura expurgatoria que son hoy norma en las publicaciones del Estado. Por lo tanto, serían unas obras no completas, sino “escogidas” al criterio del o los escribanos semiilustrados a quien o quienes la burocracia encargue la tarea. Previendo esto, recordamos que una parte distintiva de esos escritos impresentables para el chavomadurismo pueden encontrarse en el folleto editado por El Libertario y accesible enhttp://issuu.com/ellibertario/docs/ingobernable, con otros textos de igual cariz enhttp://periodicoellibertario.blogspot.com/search/label/Domingo%20Alberto%20Rangel. Por supuesto, también debe verse el video “Domingo Alberto Rangel ingobernable” que tenemos en https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=9Lbmmo9gQ0U.
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Oro que viene, oro que va
Domingo Alberto Rangel
Venezuela repatrió el oro que formaba parte de su reserva monetaria. ¿Por qué, cabe preguntar, estaba fuera del país esa riqueza? La respuesta es parte de nuestra historia reciente, que en lo financiero no ha sido muy correcta. Empecemos recordando conceptos básicos del mundo de las finanzas. Venezuela es un país afiliado al Fondo Monetario Internacional, obligado por ende a otorgarle respaldo en oro a los billetes que circulan en el país emitidos por el Banco Central. En otros tiempos el circulante estaba constituido por metales del adecuado valor, durabilidad y peso. Así una “morocota” –por citar la pieza de oro más conocida en nuestro medio- pesaba y valía más que un “fuerte” de plata. Pero sería estúpido que en la época de mercados y consumos masivos se basara el circulante por completo en el oro y la plata.
Para resolver ese problema, y al mismo tiempo tener respaldados a los billetes para que no sean puro papel, se creó el encaje legal. Consiste en una proporción del valor total de los valores de los billetes circulantes, representado en oro físico. Si la masa de billetes en circulación vale hipotéticamente 10 millardos de bolívares, el encaje de oro, o sea el oro existente para respaldar al billete, se establecería por ejemplo en 2,5 millardos de Bs., que es un encaje de 25%. Se supone –y no hay quien suponga más que la teoría económica en cuanto a sus leyes- que los poseedores de billetes no van a ir todos al mismo tiempo a las oficinas del Banco Central a pedir lo que reza cada billete, presumiéndose que solo vale una cuarta parte, por eso lo del 25 %. Pero en la vida real no va nadie a pedir reembolso, pero sigue vigente esa norma –estúpida si las hay- como respaldo a la masa monetaria circulante. No en vano John Maynard Keynes, el más eminente entre los economistas burgueses de los últimos 100 años, dijo una vez que el oro era una reliquia bárbara. Nada más inútil que las tales reservas pues nadie pide –ni puede pedir- la entrega del oro que correspondería con arreglo al valor nominal de los billetes.
Pero el encaje –que es como se llama en el lenguaje técnico al total de oro, plata y documentos mercantiles de primera que respaldan a los billetes en circulación- si sirve para ciertas operaciones, de allí que el encaje sea valiosísimo. No hay país de la periferia que no esté endeudado con grandes bancos o consorcios financieros internacionales. Los bancos de los Estados Unidos y Europa exigen siempre que el oro de los encajes se coloque en los grandes países capitalistas y en especial en los U$A. El oro de Venezuela, o gran parte de ese oro, estaba en el Banco de Inglaterra y en bancos yanquis. Los acreedores exigieron hace años que las reservas fuesen trasladadas desde nuestro Banco Central a las bóvedas londinenses como condición para seguir otorgando préstamos a Venezuela, y sobre todo adquirir los bonos emitidos por PDVSA para financiar inversiones de expansión y de modernización de operaciones.
Venezuela tuvo que trasladar el oro, acatando la exigencia de los que adquirieron bonos de PDVSA en Nueva York y Londres, porque no tenía otra alternativa. O llevaba el oro a las orillas del Támesis o no había renovación técnica para la petrolera venezolana, así se plantearon las cosas entonces. Como ya los contratos de manejo de bonos están ejecutados, el oro puede regresar al país. Los acreedores –aquellos grandes consorcios que adquirieron los bonos de PDVSA- están tranquilos por haber despertado en ellos cabal confianza la directiva de esa empresa que hizo por meses lo que le ordenaban desde Nueva York. Pero la dicha no dura en la casa del pobre, dice el refrán. Venezuela va a tener necesidad de acudir de nuevo a los mercados de capital. Entonces se le exigirá de nuevo colocar la totalidad o una parte del oro en la capital británica. Nuestros pundonorosos patriotas ordenarán el traslado del oro a aquella ciudad. Las cantidades serán más pequeñas, ya que no será necesario enviar al exterior todo el oro. Los lingotes que han venido en estos días al país se convertirán en una suerte de “barras turistas”, que viajan de Venezuela a Europa con acusada frecuencia. En síntesis, este gobierno hace lo mismo que los adecos pero se cuida de ocultarlo todo. Es la dialéctica del gato, de tapar con maestría para que no haya huellas visuales u olfativas.
No queremos cerrar esta nota sin una pregunta. Los trabajos de expansión de la capacidad operativa de PDVSA, permitiendo elevar así la producción de petróleo en el futuro, ¿diversificarán la producción petrolera? ¿Va a mejorar el margen de los petróleos refinados en el país? Estas cosas no están lo suficientemente claras. Debería haber un debate exclusivamente sobre este tema en la Asamblea Nacional, lo que sabiendo la catadura actual de ese parlamento es el proverbial pedido de peras al olmo. Como sea, es la primera vez que Venezuela acude al crédito internacional para ensanchar en gran escala la capacidad de producción petrolera. Se nos dice que PDVSA ha hecho un estudio solvente y completo del tema, lo que garantiza una cierta seriedad. Nosotros tenemos sin embargo algunas dudas. Los precios del petróleo han estado bajando y parecería que esta tendencia va a mantenerse por un tiempo. Con un precio que caiga en el mercado mundial es imposible para Venezuela capitalizar la industria petrolera con sus solos recursos. El país debería estar preparado para una baja del presupuesto, a fin de ahorrar de tal manera que puedan garantizarse las asignaciones para la adquisición de los bienes de capital que serían necesarios para elevar y diversificar la capacidad productiva de PDVSA, lo que significaría que la empresa se sometiese a un plan de contingencia en el cual, ante condiciones extremas, se apelase ante todo al ingenio y el trabajo nacional como fuente de acumulación. Pero es de temer que quienes hoy gobiernan ni por asomo tomen esa vía.
[Tomado de El Libertario # 64, septiembre-octubre 2011.]
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