jueves, 20 de mayo de 2010

La memoria y el combate: Reproducibles y contagiosos. A 1 año de la muerte de nuestro hermano Mauricio Morales.‏‏



En pocos días se cumplirá un año desde aquella fría madrugada en que el

corazón del compañero Mauri dejó de latir. La sangre que en él se congeló,

a muchxs nos hierve desde ese minuto.
 
Nos cuesta mirar y analizar con “distancia” todo lo que ha ocurrido desde

entonces. Quizá por la propia vorágine de la guerra social, que en su

pulso particular tiene a muchxs compañerxs sorteando las garras del

enemigo, día con día, batalla tras batalla. Quizá también porque la

“distancia” implica una calma y una paz que muy pocas veces viene

aparejada con la muerte de una amigo, de un hermano, de un compañero.



No, nuestro recuerdo, nuestro análisis del escenario actual no tiene paz

y aún invocando la calma, muchas veces ésta no viene. Porque la ausencia

es grande y la herida muy profunda. Todxs quienes hayan perdido a unx

compañerx en el fragor de la batalla comprenderán lo que hablamos, por

desgracia no planteamos nada nuevo.



Los años de lucha son también los años de tragedias, proezas, batallas,

derrotas, y victorias. Como superar las heridas que ello deja sigue siendo

una incertidumbre gigante y nosotrxs continuamos en la búsqueda de esa

respuesta.



Los corazones que siguen sangrando son el reflejo material de aquello

tantas veces planteado: la lucha contra el poder no es abstracta, se lleva

a cabo por compañerxs de carne y hueso (lamentablemente por la fragilidad

de la vida y afortunadamente por las particularidades que quienes viven le

agregan).



Las ideas, las posiciones de lucha y ofensiva no mueren (ese es el empeño)

pero quienes las empuñan sí y esa tragedia (para quienes la sienten) no

puede ser analizada desde la abstracción de la estadística.



Nos sangra la memoria por la pérdida del compañero y nos palpita urgente

la necesidad de defender su recuerdo, de tender una mano solidaria a

quienes son sus cercanos y a quienes comprenden y dimensionan la

destrucción tras su muerte. Destrucción de tranquilidades, de proyectos,

de afectos, de relaciones. Cuando un compañero muere luchando en una

acción ilegal, el escenario de combate cambiará inexorablemente para

quienes le sobreviven.



El escenario cambia no porque cambie el enemigo, que con mil rostros

diferentes sigue siendo el mismo: el poder, la explotación, dominación y

el principio de autoridad. Las situaciones se modifican porque el entorno

se transforma, la presencia policial/civil es permanente y burda (sin

mencionar sus torpes y evidentes movimientos), las cámaras, los focos,

seguimientos, controles, allanamientos, disparos y una intimidad que bien

se asemeja en momentos a la casa de vidrio.



Ese fue/es nuestro cotidiano, pero ninguna incomodidad se equipara al

hecho de saber que nuestro hermano no avanza a paso firme en esta vida,

por ello buscamos respuestas e historias que nos recompongan y nutran la

sonrisa.



Y en ese ir buscando, aparece claro el hecho de que Mauri es mucho más que

el accionar en que perdió la vida, de eso no tenemos dudas. No se reduce a

esos minutos su paso por este mundo, pero tampoco podemos ignorar y

abstraernos de cómo fue que miró de cara a la muerte.



Mauri es mucho más que la acción directa, pero innegable resulta lo

fusionado que estaba aquello con su vida. Si no comprendemos el equilibrio

que debe mantenerse, que la acción no opaque la vida del compañero ni que

este a su vez anule el accionar, no se comprenderán jamás las razones que

llevan a alguien a arriesgar su vida y su existencia en la lucha por sus

convicciones. Apelar al equilibrio en este tema es lo único que le dará

proyección al combate.



A casi un año de haber visto su foto en los noticieros, a un año de

guardar el llanto en los bolsillos para enfrentar con dignidad el huracán

policial que se nos venía encima, no podemos si no emocionarnos. Cerrar

los ojos y volver a sentir los gritos de lxs compañerxs enviando apoyo, el

olor de las fogatas y las sirenas policiales resonando hasta el infinito.

Endurecimos el pecho para enfrentar ese tiempo nefasto.



La cacería se desató en venganza, lo sabíamos, no hubo sorpresa, pero

jamás esperamos que tantxs y diversxs compañerxs viniesen a solidarizar,

entendemos aquello como un acto de saludo a Mauri, como forma de honrarle

mientras la prensa escupía insultos e Internet se llenaba de estupideces.



Las respuestas internacionales fueron ocurriendo una tras otra, en una

sucesión de variadas acciones que buscaban desbordar la autoridad y hacer

presente a Mauri en todo proceso de lucha, no como un icono sino como un

compañero más, uno más, que a pesar de ya no estar presente físicamente,

el recuerdo de todxs lo mantiene tan presente como siempre.



Propaganda, acciones directas, foros, actividades, publicaciones, muchas

han saludado su vida toda, muchxs han recordado la forma en que encontró

la muerte. Esa respuesta internacionalista nos da fuerza y emociona a la

vez que nos impulsa a reforzar los lazos, a hacerlos fuertes como garra de

león, porque la lucha colectiva contra el poder requiere la

descentralización del conflicto, su reproducción y contagio.



Destruir el olvido, recordando vidas, combates y muertos es también

nuestra propia lucha cotidiana. La memoria no solo es importante emocional

y anímicamente, sino que es la esencia que le entrega continuidad

histórica al combate llevado adelante por tantxs rebeldes inconformes a lo

largo de siglos de explotación. Por ello recordar se transforma en un acto

revolucionario solo cuando lleva intrínsico el deseo de continuar la

ofensiva en todas sus formas, así este ejercicio de memoria va otorgando

informalmente dirección y proyección a la lucha que llevamos adelante.



Punky Mauri, hermanito lindo, seguimos orgullosos en abierta rebeldía,

contentos de haber cruzado nuestros caminos, extrañándote y creyendo ver

tu rostro entre la gente. Llenamos tu recuerdo de honor guerrero contra

toda autoridad.



Nuestro camino sigue con fuego incandescente, con esas llamas que te

gustaba que llegaran hasta el infinito.

Te extrañamos mucho.



Por la expansión de la revuelta, por la memoria y la acción.

Compa Mauri Presente.





Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti.

$antiago $hile. Mayo 2010.

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